El bloque de viviendas en el que reside la afectada. / FOTOS: MARIO ROJAS
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Gritos y pitidos atraían ayer al mediodía la atención de los vecinos de El Berrón. Con megáfonos y pancartas, bajo una ventana del número 1 de la Avenida de Santander se concentraron una decena de miembros de la Plataforma de Propietarios de Viviendas en Alquiler de Asturias como medida de presión. Su objetivo, que la inquilina de uno de los pisos del bloque abandonase la vivienda que supuestamente lleva más de dos años y medio okupando sin pagar el alquiler. Tras este problema se esconde, sin embargo, una historia mucho más compleja. La mujer, madre de dos menores, explicó después que una sentencia judicial de 2021 emitida por el Juzgado Número 1 de la Pola avalaba su situación de vulnerabilidad, pero que las administraciones locales, indicó ella, no han dado respuesta a pesar de conocer la situación «desde hace meses». A través del portero automático y entre lágrimas, M. I. P. L., de 45 años y madre de dos menores, relató a EL COMERCIO su calvario personal: durante la pandemia perdió el «trabajo medio estable» que tenía a raíz de una lesión y desde entonces está en paro. «No estoy aquí porque me apetezca, sino porque no tengo dónde ir con dos menores. No me importa lo que piensen de mí, no quiero que mis hijos vayan a la calle», lamentó. Su decisión es firme: «Cuando un juez me diga que me tengo que ir me iré». LOS PROTAGONISTASLa inquilina45 años «Cuando un juez me diga que me tengo que ir de aquí me iré; Servicios Sociales conoce mi situación desde hace meses» El propietario87 años «Si dejo de pagar las facturas el problema lo tengo yo; me está arruinando la vida y la salud» Así continúa a la espera de que «las administraciones públicas competentes» -en este caso Servicios Sociales del Ayuntamiento de Siero- solucionen, como dicta la sentencia que paralizaba su desahucio, sus «necesidades habitacionales». «Todo son buenas palabras pero no hacen nada, eso no basta», reafirmó el representante de la agrupación manifestante, Jaime Acevedo. No es la única perjudicada por el silencio administrativo. En el otro lado de la situación, el propietario del inmueble, J. M. V., un viudo de 87 años que reside en la Pola y lleva desde entonces pagando todos los gastos de la casa, a excepción de la luz. «Mi error fue no cambiar la titularidad de las facturas, porque ahora si dejo de pagar el problema lo tengo yo», señaló. Afirmó que tan solo recibió las dos primeras mensualidades del alquiler, aunque M. I. P. L. sostuvo que anteriormente pagaba «en mano». Para el arrendatario, sin embargo, la mujer «lo que tiene es más cara que espalda», se «ríe» de él y solo quiere recuperar su propiedad. El futuro el jubilado lo tiene claro: «Prefiero prenderle fuego a volver a alquilarlo, me está arruinando la vida y la salud». Ver noticia original de elcomercio.es -> AQUÍ |
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